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Voy a empezar esta entrada de forma un poco brutal: este es el segundo y definitivamente el último libro de Sebastian Fitzek que me leo. Por tanto, podría decirse que esta reseña va a ser más una advertencia que otra cosa.
¿Que por qué estoy tan enfadada…? Dejadme que os muestre primero la portada y, sobre todo, la sinopsis, la herramienta de la cual sin duda se sirve el autor y los publicistas para atrapar a pobres inocentes como una servidora.
¡Luces, cámara, acción!
Josy, la hija de doce años del conocido psiquiatra Viktor Larenz, desaparece en misteriosas circunstancias de la consulta del médico que la trata de una inexplicable dolencia.
Cuatro años después, Viktor, sumido en una profunda tristeza, se ha retirado a una remota casa en una isla del Mar del Norte. Allí lo localiza una hermosa desconocida que padece alucinaciones: ve constantemente a una niña pequeña, una niña que sufre una extraña enfermedad y que desaparece sin dejar rastro de la consulta del médico. Viktor inicia entonces un tratamiento con la desconocida, pero la terapia se convierte paulatinamente en un dramático interrogatorio…
¿Es posible lo inconcebible?
¿Describen los delirios de Anna los últimos días de Josy?