El enigma de la habitación 622

En cuanto descubrí que Joël Dicker había sacado una nueva novela, me faltó tiempo para abalanzarme sobre ella. Y es que, tras leerme todas sus obras anteriores (La verdad sobre el caso Harry Quebert, El libro de los Baltimore y La desaparición de Stephanie Mailer, que incluso reseñé en el blog), nada me apetecía más que descubrir la nueva creación de este autor suizo.

¿Os cuento lo que me ha parecido…?

¡Veamos antes de nada la portada y el argumento!


Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.

¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo. Joël Dicker nos lleva finalmente a su país natal para narrarnos una investigación policial en la que se mezclan un triángulo amoroso, juegos de poder, traiciones y envidias en una Suiza no tan tranquila, donde la verdad es muy distinta a todo lo que hayamos imaginado.


¿DE QUÉ VA LA NOVELA?

El enigma de la habitación 622, como suele ocurrir en las obras del autor, nos cuenta la historia de diversos personajes, en diferentes momentos temporales. Así, podría decirse que hay dos tramas paralelas: por un lado, la del pasado y por otro, la del presente. Lo más curioso es que la del presente sigue las andanzas del propio autor, Joël Dicker, quien nos narrará en primera persona algunos sucesos de su vida a modo autobiográfico.

Se trata de la investigación de un asesinato jamás resuelto que tuvo lugar en el fastuoso hotel Palace de Verbier, en los Alpes suizos, donde el escritor se encuentra pasando sus vacaciones. Aunque su propósito era dejar el trabajo de lado y relajarse, al trabar amistad con Scarlet —una bella desconocida que también se aloja en el hotel—, esta le convencerá para que escriba una nueva novela basada en sus pesquisas. Ambos se embarcarán entonces en un apasionante viaje al pasado, a lo largo del cual desenterrarán antiguas pistas en un intento de averiguar quién asesinó a la víctima. En el relato se nos intercalarán asimismo pequeñas anécdotas de Dicker junto a su editor Bernard de Fallois, fallecido en 2018, a quien el autor quiso rendir así un bonito homenaje (deduzco que estos recuerdos son lo único no ficticio de la narración).

La trama del pasado nos habla del asesinato en sí y, por tanto, tiene como protagonistas tanto a la víctima como a su verdugo, si bien la identidad de ambos no nos será revelada hasta casi el final. La historia se centra en los empleados más poderosos del prestigioso banco Ebezner, así como sus luchas por hacerse con el puesto de presidente tras la muerte de este. Entre los más destacables, encontraremos al hijo de este último, Macaire Ebezner, un hombre blando y pomposo acostumbrado a que se lo den todo hecho; Jean-Benedict Hansen, el primo de Macaire, cuyo lado de la familia arde en deseos de apoderarse de la dirección del banco; Sinior Tarnogol, un anciano misterioso y malcarado que suele estar siempre de viaje y, por último, Lev Levovitch, un banquero brillante y carismático al que todos adoran… pero cuyos orígenes poco tienen que ver con las de sus compañeros de la cumbre.

También cabe destacar a Anastasia Ebezner, la esposa de Macaire, quien pese a su acomodada posición, no es feliz en absoluto y está llena de conflictos internos. Por si fuera colmo, su niñez y adolesencia estuvieron marcadas por la dominante presencia de su madre, una mujer obsesionada con las apariencias, dispuesta a cualquier cosa con tal de ver a sus dos hijas casadas con un hombre rico e influyente.

Tal y como sucede en la trama del presente, la del pasado no se centra tan solo en una sola línea temporal, sino que incluye un sinfín de microrrelatos, permitiéndonos asomarnos a las vidas de sus protagonistas a lo largo de muchos momentos clave. El banco Ebezner y los Alpes suizos no serán, por tanto, los únicos escenarios, así como en el terreno de los personajes no nos fijaremos solo en los protagonistas sino asimismo en el rico elenco de secundarios, un recurso que enriquece el relato y lo dota de una complejidad exquisita.

Ambas tramas, pasado y presente, se alternarán con maestría en una narración en tres partes cuyo eje es el asesinato: antes de que sucediera, el fin de semana en que se produjo y, por último, cuatro meses después de él.

A lo largo del relato, una serie de enigmáticas cuestiones obsesionarán a los lectores, cada vez más atrapados en el complicado laberinto de la investigación. Por ejemplo: ¿quién murió aquella lejana noche en el deslumbrante Palace de Verbier? ¿Cuál de los aspirantes logró por fin hacerse con la presidencia del banco Ebezner? ¿Entre qué dos amores se estuvo debatiendo el corazón de Anastasia, desesperada por huir de su infeliz vida, pero al mismo tiempo aterrada de herir a quién menos se lo merecía?

Si os interesa dar respuesta a estas preguntas… ¡la novela y sus personajes os están esperando con los brazos abiertos!


¿QUÉ ENCONTRAREMOS EN EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622..?

Engaños, amores imposibles, personajes satíricos, mentiras, secretos, traiciones, relaciones ilícitas, apariencias, clases sociales, banqueros…

Imaginaos cualquier comedia de enredos típica de una obra teatral, añadidle unas gotas de misterio a lo Agatha Christie, y después barnizadlo con la prosa irónica y absurda de Dicker.

En resumen: si os gustan los enigmas, los triángulos amorosos y las historias que transcurren en escenarios de lujo decadente, ya estáis tardando en haceros con esta novela. Os prometo que en ella hallaréis un montón de sorpresas, vertiginosas vueltas de tuerca y, sobre todo, chocantes dosis de humor.


PUNTOS POSITIVOS
  • El libro es muy divertido y, pese a su longitud y la trama en ocasiones mareante, se disfruta mucho leyéndolo.
  • Aunque costó que me enganchase, al final solo deseaba pasar páginas a toda costa para ir resolviendo los múltiples interrogantes del crimen.
  • Gracias a sus saltos temporales, la historia os mantendrá en vilo con constantes cliffhangers.
  • Aunque teatrales y caricaturescos, los personajes son en cierto modo entrañables, y a la mayoría se les pilla cariño con facilidad.
  • Los escenarios, descritos con profusión de detalles, os trasladarán al interior de cada escena, envolviéndoos de la atmósfera montañosa de los Alpes, la decadente fastuosidad del hotel, el elitismo del Banco Ebezner…
  • La prosa fluida y cómica de Dicker es siempre una delicia para los sentidos.
  • Es admirable cómo el autor ha construido una trama tan compleja, y aun así, logra que al final todas y cada una de las piezas encajen como si de un puzzle se tratara.
  • En muchos momentos, la historia me emocionó hasta traerme lágrimas a los ojos, sobre todo los fragmentos dedicados a Bernard De Fallois (el editor de Joël Dicker), quien falleció en 2018 a los 91 años.
  • El desenlace es del todo inesperado. Se hace imposible (o casi) adivinar quién era el culpable.
  • Los últimos párrafos de la novela son maravillosos y conmovedores. Gracias a ellos, olvidé sus defectos y me despedí de la historia con un sentimiento agradable, dulce y melancólico.
PUNTOS NEGATIVOS
  • Es más un vodevil que un thriller. Digamos que al final, el lado absurdo y cómico terminan ganándole la partida al policíaco/misterioso.
  • Cuesta que la novela enganche, sobre todo si habéis leído las demás obras de Dicker. De no haber sido él, me habría planteado seriamente abandonar la lectura, por lo menos al principio.
  • Es un poco confuso que el autor no pare de meter una historia dentro de otra historia dentro de otra historia, un poco a lo «muñecas rusas». Termina resultando agotador tanto adelante y atrás, y podría haceros perder el hilo, sobre todo si no leéis de forma asidua.
  • El libro es demasiado largo. Podría haberse acortado de no existir tantas distracciones (historias paralelas), algunas de ellas innecesarias, a mi modo de ver.
  • A medida que avanza la trama, la verosimilitud cae en picado. Hay ciertos sucesos muy peliculeros que el autor se saca de la manga para impactar al lector, pero son pura y llanamente imposibles.
  • No sé si es un defecto del original o de la traducción, pero el lenguaje utilizado en la narración, sobre todo el de Macaire Ebezner, es ridículo en extremo, plagado de expresiones como «chatita» y demás cutreces, creando así un choque extravagante con el ambiente de opulencia y poder en el que se mueven los personajes. Supongo que forma parte del toque cómico, pero a mí no me convenció del todo.

CONCLUSIÓN

Como nota final, puntúo esta novela con un 7 sobre 10: he dudado bastante al respecto, pues desde el principio me costó mucho engancharme, e incluso al haberlo hecho, topé con fragmentos muy densos en los que deseaba que la novela acabara de una vez.

Sin embargo, también es verdad que el autor merece reconocimiento por la cantidad de trabajo invertido en crear una trama tan complicada y llena de enredos, donde nada es lo que parece y al final todo acaba encajando, como os decía antes. No hay duda de que, con tal de sorprendernos, Dicker va un poco demasiado lejos, cayendo así en la falta de credibilidad… pero a fin de cuentas, la novela entretiene con unos personajes de lo más divertidos y una prosa fluida. Ahora bien, si lo que deseáis es leer un thriller «de verdad», no es recomiendo esta obra.

¿Alguno de vosotros ha leído El enigma de la habitación 622? ¿Os parece que mantiene el nivel de las demás obras de Dicker? ¿Cuál es vuestra preferida, en caso de haberlas leído todas?

Espero vuestros comentarios aquí debajo y, como siempre, si os ha gustado esta reseña, no olvidéis darle al Like. ¡Gracias! 🙂

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